domingo, 27 de febrero de 2011

JUAN PABLO DUARTE, LA TRINITARIA, LA FILANTROPICA Y LA INDEPENDENCIA

Que linda en el tope estas dominicana bandera...Quien te viera, quien te ve...Más arriba, mucho más!



Pablo Duarte Diez, forjador de los ideales de una patria libre nació en la ciudad de Santo Domingo el 26 de enero de 1813, durante el período conocido como el de la "España Boba".  hijo de Juan José Duarte Rodríguez, original de la provincia española de Cádiz y de Manuela Diez y Jiménez, natural de Santa Cruz del Seibo, de padre español y madre dominicana.

Luego de la toma de posesión de la ciudad de Santo Domingo  en 1801 por parte de las tropas haitianas bajo el mando de Toussaint L'Ouverture, la familia Duarte- Diez marcha hacia Puerto Rico,  Mayagüez  y regresa al país luego de terminada la guerra de la Reconquista en 1809.  Juan José Duarte ejercio eficientemente el oficio de ferrereto con un negocio de su propiedad de efectos de marina y ferretería, el cual para la época era único en su género, lo que hizo que pudiera mantener a su familia en una posición económica acomodada. Dicho negocio estaba ubicado en la atarazana en la margen occidental del río Ozama. 

Juan Pablo Duarte recibió el  bautizmo en la Iglesia de Santa Bárbara en  febrero 4 del 1813. Recibe sus primeras enseñanzas de su madre y, más tarde, asistió a una pequeña escuela de párvulos dirigida por una profesora de apellido Montilla. De allí pasó a una escuela primaria para varones. Duarte desde muy temprano dió muestras de una gran inteligencia.   Más tarde, fue admitido en la escuela de don Manuel Aybar, donde completaria sus conocimientos de lectura, escritura, gramática y aritmética elemental.
Siendo casi un niño recibió clases sobre teneduría de libros, luego ya adolescente,  pasa bajo la tutoría del doctor Juan Vicente Troncoso, uno de los más avanzados y sabios profesores de la época, quien le imparte clases de Filosofía y Derecho Romano.

En 1821 Duarte tenía solo ocho años cuando José Núñez de Cáceres declaro la breve independencia del dominio español, llamada “Independencia efímera”, debido a que posteriormente culminaria con la casi inmediata ocupación por parte del ejercito del presidente haitiano  Jean Pierre Boyer en el 1822.  Quien invade la parte oriental de la isla.  Una  connotación  positiva tuvo dicha invasion, y  fue la abolición de la esclavitud. Las luchas entre Boyer  y la élite colonial tuvo como consecuencia una migración masiva de los colonos . El 6 de enero de1823, Boyer ejerciendo su práctica ditactorial, decretó el reclutamiento en el ejército haitiano de todos los jóvenes entre 16 y 25 años. Dicha medida hizo que la Universidad de Santo Domingo, perdiera sus estudiantes y consecuentemente que tuviera que cerrar sus puertas; asi también fue eliminada  la elite colonial y fue creada una nueva clase dominante, una burguesía en alineación con el gobierno haitiano. El 14 de noviembre de 1824, Boyer impuso el francés como idioma oficial obligatorio en todos los actos de estado civil y en todos los tribunales de la isla.

En 1828 o en 1829, Duarte con sólo quince años de edad, sale vía Estados Unidos, Inglaterra, y Francia rumbo a España, radicó en Barcelona, donde tenía parientes. Poco se conoce de Duarte durante su permanencia en España.

Para 1831 ó 1832 regresa a Santo Domingo y trabaja en el negocio de su padre. Realiza una intensa vida social que le liga a importantes sectores de la pequeña burguesía.  Sus vivencias en la sociedad le permiten percibir la existencia de un sentimiento patriótico que rechazaba la presencia haitiana en el país. Duarte, sabiamente reconoció que la sociedad de la parte Española de la isla se negaba aceptar la dominación haitiana, cuyo gobierno habia pasado de ser liberal y progresista, a ser una dictadura, con graves problemas económicos y resistencia a lo interno del territorio haitiano.


En 1838 inició la lucha contra el colonialismo y contra Haití  bajo la tendencia liberal y en contra del sector conservador que ejercio una fuerte oposición a los ideales duartianos. Fue el fundador de “la Trinitaria”, (sociedad secreta) la que funda el 16 de julio de 1838 junto con otros compañeros de causa, el objetivo fundamental de esta organización fue  independizar la parte Este de la isla de la  dominación haitiana  y formar el estado independiente que llamarían República Dominicana.

La fundación se reunió el 16 de julio de 1838, en la calle del Arquillo, que luego se llamó Santo Tomás y actualmente calle Arzobispo Nouel, en la casa número 155, en la ciudad de Santo Domingo,  en la casa de Doña Josefa Pérez de La Paz (Chepita), cuyo hijo, Juan Isidro Peres era uno de los trinitarios.
Palabras de Duarte en dicha reunion:

"Amigos míos: unidos aquí con el propósito de ratificar lo que habíamos concebido de conspirar y hacer que el pueblo se subleve en contra del gobierno haitiano, a fin de constituirnos en Estado Libre o independiente con el nombre de República Dominicana, vamos a dejar empeñado nuestro honor y vamos a dejar comprometida nuestra vida. La situación en que nos coloquemos será muy grave, y tanto más cuanto que entrando ya en este camino, retroceder sería imposible. Pero ahora, en este momento hay tiempo todavía de rehuir toda clase de compromiso. Por tanto, si alguno quisiera separarse y abandonar La causa noble de La Libertad de nuestra querida patria”… En ese momento los miembros presentes de la trinitaria, interrumpieron a Duarte y le expusieron su firme voluntad y su decisión de luchar en contra de la ocupación haitiana y por la proclamación de la República Dominicana, libre del dominio extranjero.  Duarte aprovechó para sacar de su bolsillo, un documento que todos los trinitarios debían firmar con su sangre después de juramentar la organización.

“La Trinitaria estaba organizada en células revolucionarias compuestas por tres personas: el iniciador y dos iniciados. Cada uno de éstos, tenía la obligación de iniciar a dos más y así, formar una nueva traída revolucionaria. Los mecanismos de defensa utilizados por los primeros iniciados incluían códigos de señales, alfabeto criptográfico, seudónimos, insignias y colores.  Todos usaban un seudónimo para sus comunicaciones secretas. El seudónimo de Duarte era Arístides, Temístocles el de Ravelo, Leonidas el de Benito González, Simón, el de Alfau, entre otros.

Duarte escogió el color azul, color del cielo. Según se ha confiado a El Diario de la Independencia, pidió la amarilla, pero Juan Isidro Pérez le dijo “esa es la mía, significa política... La tuya es azul celeste, que significa gloria, y es la que te pertenece. Sánchez adoptó el color verde, que significa esperanza y la de Pina fue la roja, símbolo del “fuego sagrado que ardía en su corazón”. Estos colores eran usados para sumar el número de los nuevos afiliados al credo independentista. Así, cuando Duarte daba cuentas de los nuevos adeptos, afirmaba: tantos verdes, tantos rojos, etc. La sociedad adoptó un lema “uno y trino” y sus labores fueron puestas bajo la égida de la Cruz de Cristo”.

Una organización de este tipo, en una ciudad tan pequeña como la de Santo Domingo, estaba condenada a tener una vida útil breve, pues en muy corto tiempo podrían iniciarse todas las personas que se consideraran confiables y  engrosar el grupo; pues eran necesarias para el éxito del movimiento. Es por ello, que en corto tiempo,  Duarte debió idear la creación de otras sociedades, para promover la idea de la   independencia. Esas nuevas sociedades las llamó   “La Dramática” y “La Filantrópica”,  Una para presentaciones teatrales y la otra para allegar fondos a la causa de la separación
La insigne labor desarrollada por el lider de la revolución de independencia de la dictadura haitiana, fue la realización de un noble objetivo y como resultado del cumpliento de las metas duartianas, trazadas en un trabajo paciente y minucioso de un verdadero forjador de la nacionalidad dominicana.  Duarte también escribió el Juramento de los Trinitarios, que junto con sus ideales representa un verdadero tesoro de dignidad; decoro y ejemplar amor patriótico, dicho juramento debía ser tomado por los trinitarios al ser iniciados en el movimiento.

 Juramento de los Trinitarios:
“En el nombre de la santísima, augustísima e indivisible Trinidad de Dios Omnipotente, juro y prometo, por mi honor y mi conciencia, en manos de nuestro presidente Juan Pablo Duarte, cooperar con mi persona, vida y bienes, a la Separación definitiva del gobierno haitiano y a establecer una República libre, soberana e independiente de toda la dominación extranjera, la cual tendrá su pabellón tricolor, en cuartos encarnados y azules, atravesados por una cruz blanca. Mientras tanto seremos reconocidos los Trinitarios con las palabras sacramentales: Dios, Patria y Libertad. Así lo prometo ante Dios y el mundo: Si lo hago, Dios me proteja, y de no, me lo tome en cuenta, y mis consorcios me castiguen el perjurio y la traición, si lo vendo”.

El lema principal que utilizaron los integrantes de dicha sociedad fue: Paz, Unión y Amistad, paradógicamente se atribuyó a la actitud de Felipe Alfau, uno de los principales integrantes de esta organización, el que la Trinitaria se disolviera.  Esto así, para ponerse a salvo de las persecuciones a que una posible delación de Alfau podía exponerlos, con lo que se buscaba salvar sus vidas.  Si bien es cierto que Felipe alfau (trinitario) luchó con arrojo frente a los haitianos en «El Memiso» y en «Sabana Larga», donde su dirección influyó poderosamente en el triunfo de las armas dominicanas.  No menos cierto es que no amó al país, y ni a la trinitaria, debido a sus sentimientos españolistas. Nacido en Santo Domingo, de ascendencia española, fue tenaz, como buen aragonés, empleó desde el primer día todo su poder de fascinación y todo el prestigio vinculado a su apellido para inclinar a Santana en favor de la reincorporación de la República a España. Este hecho y otros no menos nefastos hicieron ver a Alfau como un desertor ante los trinitarios.

Disuelta la Trinitaria, constituyeron un Nuevo grupo patriótico que salvaguardaria su verdadera identidad, aparentando ser una institucion de fines recreativos a la que llamaron «La Filantrópica». Escogieron el teatro como medio para mantener viva en el espíritu público la idea separatista. “Duarte conocía la eficacia de las representaciones dramáticas como órgano de difusión de los ideales revolucionarios porque oyó hablar, durante su estancia en Cataluña, del uso que se hizo en España del teatro para levantar el sentimiento nacionalista del pueblo contra la dominación francesa”.


En 1833 Duarte trajo consigo a la Española, desde la Península, “las obras de Martínez de la Rosa y los dramas con que Alfieri, había puesto nuevamente de moda el puñal de Bruto y las catilinarias contra los enemigos de la libertad”. Los discípulos, bajo la dirección de Duarte, asimilaron estas obras, y posteriorente las llevaron a escena. El objetivo principal era sublevar el espíritu del pueblo haciendo declamaciones patrióticas y proclamas líricas, sonoramente enfatizadas y martilladas. Los ensayos se realizaban en diferentes casas para  no despertar sospechas. “Un distinguido ciudadano de Santo Domingo de Guzmán, conquistado por el fervor de Duarte y sus discípulos, ingresó poco tiempo después en «La Filantrópica», y se hizo cargo de transformar el viejo edificio de «La cárcel vieja» en un teatro capaz de recibir cómodamente a cientos de espectadores: la historia ha recogido el nombre de este patriota, don Manuel Guerrero, entusiasta servidor desde entonces de aquella cruzada de idealismo”. La novedad de este teatro constituyó una sensación en el pesado ambiente  de horror creado por la dictadura haitiana. La mitad de la ciudad acudió la noche del estreno a presenciar « La viuda de Padilla», “llevada al escenario por actores improvisados a quienes el ardor nacionalista convertía en intérpretes admirables del gran drama de Martínez de la Rosa, obra escogida con acierto si se piensa en el énfasis oratorio que realza casi todas sus escenas y en la abnegación, con que los caudillos de la guerra de las comunidades, se exponen allí, a las iras del despotismo para sacar triunfantes los fueros ciudadanos”.

El público participaba con emoción  de las presentaciones de los actores.  Era fácil con esta estrategia influenciar el pueblo, con fantásticas escenas a traves de las cuales “fulminaban rayos de indignación contra todos los opresores de las libertades humanas”.
El gobernador haitiano empezó pasando por alto las primeras representaciones. Pero el público acudía con tanto entusiasmo al teatro y los actores provocaban en el auditorio tal delirio, que Alexis Carné fue puesto sobre aviso por sus espías. El primer impulso de las autoridades de ocupación fue el de suspender las actividades de «La Filantrópica» y clausurar el teatro. Pero se pensó que acaso esta medida podía enardecer más los ánimos y contribuir a que la llama de la revolución se extendiese más aprisa. Faltaba, en todo caso, un pretexto para justificar una orden que aparentemente iría encaminada a privar al pueblo de la única diversión de que disfrutaba en aquellos días nefastos.

El pretexto buscado por el gobernador Carné se presentó, de manera fortuita para él, una frase recalcada con excesiva intención desde las tablas, dió lugar a que el funcionario haitiano una noche irrumpiera de manera inesperada, en la sala llena de espectadores. Cuando se ponía en escena uno de los dramas escritos en la Península con el propósito de ridiculizar a las autoridades francesas durante los días de la invasión de España por las hondas napoleónicas. Uno de los actores se adelantó hacia el público y lanzó al aire como una detonación estas -palabras: «Me quiere llevar el diablo cuando me piden pan y me lo piden en francés » Este agresivo discurso, declamado con voz retumbante y recibido con júbilo por el auditorio, despertó sospechas en gobernador Carné, que inmediatamente, hizo subir al escenario a uno de sus ayudantes bajo orden de obtener  un ejemplar impreso del drama en el que figuraban las citadas palabras. El oficial haitiano examinó el libreto y comprobó que efectivamente en él, estaba escrita aquella frase despectiva. El espectáculo continuó, pero desde aquel momento la autoridad haitiana invasora redobló la vigilancia de « La Filantrópica», El objetivo, sin embargo, ya estaba en parte logrado, ya que el teatro había logrado elevar el sentimiento nacionalista contra la dominación haitiana y las proclamas de los actores en escena, iban pronto a ser sustituidas por gritos de libertad.

Francisco del Rosario Sánchez, Matías Ramón Mella y Vicente Celestino Duarte, dirigían a los Trinitarios, casi sin recursos, hacían circular las ideas de la causa en en hojas manuscritas, con la finalidad de conseguir adherentes a las ideas separatistas.
En 1843 un grupo haitiano liderado por Charles Herard inicia una revuelta contra Boyer en la parte oriental de la isla. Juan Pablo Duarte encabeza el movimiento reformista en la ciudad de Santo Domingo y envía a Matías Ramón Mella a negociar con Herard al poblado haitiano de Les Cayes, Duarte aprovechó esta coyuntura y contacta a los hermanos Santana en El Seybo, para atraerlos a la causa.  Ese mismo año Charles Herard entra triunfante a Santo Domingo y ordena una persecución contra Duarte y  los Trinitarios, es así que Duarte se vé obligado a exiliarse, saliendo de la isla en una Goleta, que se dirigía Saint Thomas y desde allí, se dirigió a La Guaira, cerca de Caracas Venezuela. Asimismo, el 25 de noviembre de ese año, muere  su padre, estando aún exiliado.
El 16 de Enero de 1844, fue redactada por Tomás Bobadilla, “la manifestación de los pueblos de la parte este de la isla”, en el cual quedaron plasmados los principios Republicanos y Liberales predicados por Duarte durante años, mismos que fueron ratificados en el precitado documento, así como, la férrea voluntad de los patricios de crear un Estado soberano.  En el invitaban a la rebelión contra los haitianos, con el visto bueno de un grupo de liberales y conservadores de la parte española de la isla.  En este Manifiesto también se enunciaban las causas de la separación de la República haitiana y además este sería la Ley  que regiría la República a proclamarse, hasta tanto se promulgara la Carta Magna.
En la noche del 24 de febrero, se reunieron en la residencia de Francisco del Rosario Sánchez, los independentistas, Vicente Celestino Duarte, Matٳas Ramón Mella, José Joaquín Puello y sus hermanos Eusebio y Gabino, Ángel Perdomo, Juan Alejandro Acosta, Perdomo, Tomás y Jacinto de la Concha, Marcos Rojas, Manuel Dolores Galván, y Tomás Sánchez. Gabino Puello ofreció un informe detallado, sobre las impresiones  de su viaje a los pueblos del Sur de la isla, para dar a conocer  el Manifiesto del 16 de Enero.  Los Trinitarios tenían claro que la causa independentista conllevaba riesgos, pues al parecer los afrancesados tenían información sobre los planes separatistas. Allí mismo decidieron por voto unánime fijar la fecha 27 de Febrero de 1844 para dar el grito independentista.
Consecuentemente, se hicieron las siguientes designaciones: Coronel Francisco del Rosario Sánchez, Comandante de Armas; Teniente Coronel Ángel Perdomo, Jefe Batallón de Artillería;  Coronel Gabino Puello, Ayudante de Plaza; Coronel José Joaquín Puello, ayudante de Plaza; Marcos Rojas, Capitán encargado del Arsenal; Juan Alejandro Acosta, Comandante del Puerto y Eusebio Puello, Capitán Ayudante de Plaza; entre otras decisiones.
El 25 de Febrero, como parte de los preparativos del planeado acontecimiento, fueron despachados emisarios hacia  diversas regiones del país, para informar las precitadas medidas y con el objetivo de conseguir refuerzos para apoyar la acción que se avecinaba en Santo Domingo por el pronunciamiento de la separación.

Aunque Juan Pablo Duarte, el padre de la Patria, se hallaba ausente, por razones políticas, la noche del Martes 27 de febrero de 1844, en la puerta del Conde de la ciudad de Santo Domingo, poco a poco se congregaban pequeños grupos de patriotas provenientes de distintas lugares de la ciudad.  La República Dominicana era proclamada por Tomás Bobadilla, Francisco del Rosario Sánchez, Matías Ramón Mella, Manuel Jiménez, Vicente Celestino Duarte, José Joaquín Puello, Gabino Pueblo, Eusebio Puello, Eduardo Abreu, Juan Alejandro Acosta, Remigio del Castillo, Jacinto de la Concha, Tomás de la Concha, Cayetano Rodríguez, Félix María del Monte y otros patriotas, quienes expresarían a alas autoridades haitianas su "indestructible resolución de ser libres e independientes, a costa de nuestras vidas y nuestros intereses, sin que ninguna amenaza sea capaz de retractar nuestra voluntad".

La acción separatista fue  indicada mediante un trabucazo disparado por Matías Ramón Mella, en la Puerta de la Misericordia (Puerta del Conde), mismo que fuera escuchado por todos los habitantes de la ciudad.  Ese 27 de febrero de 1844, Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Matías Mella, izan la bandera dominicana, en el baluarte de San Genaro. Ondea en la ciudad de Santo Domingo la bandera bordada por Concepción Bona y su prima María de Jesús Piña, junto con otras damas.

La significante
 Bandera dominicana había surgido de un proyecto presentado por Juan Pablo Duarte y aprobado, el 16 de julio de 1838 por La trinitaria, donde se presentaron los colores y la forma de la enseña que representaría al nuevo estado, que se denominaría República Dominicana.  
La Bandera es el más sublime símbolo de la libertad y la soberanía  nacional.  Fue confeccionada y bordada por Concepción Bona e izada por vez primera, el 27 de Febrero de 1844, durante la proclamación de la independencia en la puerta del Conde. 

Los colores  de la bandera son:  blanco; azul ultramar y rojo bermellón, formada en cuartos esquinados y alternos.  De manera que al ser izada, el azul debe quedar  en la parte superior del asta.  Los cuartos dos rojos y dos azules separados por una cruz blanca en el centro de la bandera, de un ancho igual a la mitad de la altura de cada cuarto, la cruz centrada en la bandera simboliza la lucha de los libertadores para legarnos una patria independiente y su color blanco es símbolo de “la paz y unión entre todos los dominicanos”.  El color azul de nuestra enseña tricolor representa “ideales de progreso y libertad; el rojo “representa la sangre derramada por los heroes de la patria”

Juan Pablo Duarte Diez, forjador de los ideales de una patria libre nació en la ciudad de Santo Domingo el 26 de enero de 1813, durante el período conocido como el de la "España Boba".  hijo de Juan José Duarte Rodríguez, original de la provincia española de Cádiz y de Manuela Diez y Jiménez, natural de Santa Cruz del Seibo, de padre español y madre dominicana.

Luego de la toma de posesión de la ciudad de Santo Domingo  en 1801 por parte de las tropas haitianas bajo el mando de Toussaint L'Ouverture, la familia Duarte- Diez marcha hacia Puerto Rico,  Mayagüez  y regresa al país luego de terminada la guerra de la Reconquista en 1809.  Juan José Duarte ejercio eficientemente el oficio de ferrereto con un negocio de su propiedad de efectos de marina y ferretería, el cual para la época era único en su género, lo que hizo que pudiera mantener a su familia en una posición económica acomodada. Dicho negocio estaba ubicado en la atarazana en la margen occidental del río Ozama. 

Juan Pablo Duarte recibió el  bautizmo en la Iglesia de Santa Bárbara en  febrero 4 del 1813. Recibe sus primeras enseñanzas de su madre y, más tarde, asistió a una pequeña escuela de párvulos dirigida por una profesora de apellido Montilla. De allí pasó a una escuela primaria para varones. Duarte desde muy temprano dió muestras de una gran inteligencia.   Más tarde, fue admitido en la escuela de don Manuel Aybar, donde completaria sus conocimientos de lectura, escritura, gramática y aritmética elemental.  Siendo casi un niño recibió clases sobre teneduría de libros, luego ya adolescente,  pasa bajo la tutoría del doctor Juan Vicente Troncoso, uno de los más avanzados y sabios profesores de la época, quien le imparte clases de Filosofía y Derecho Romano.

En 1821 Duarte tenía solo ocho años cuando José Núñez de Cáceres declaro la breve independencia del dominio español, llamada “Independencia efímera”, debido a que posteriormente culminaria con la casi inmediata ocupación por parte del ejercito del presidente haitiano  Jean Pierre Boyer en el 1822.  Quien invade la parte oriental de la isla.  Una  connotación  positiva tuvo dicha invasion, y  fue la abolición de la esclavitud. Las luchas entre Boyer  y la élite colonial tuvo como consecuencia una migración masiva de los colonos . El 6 de enero de1823, Boyer ejerciendo su práctica ditactorial, decretó el reclutamiento en el ejército haitiano de todos los jóvenes entre 16 y 25 años. Dicha medida hizo que la Universidad de Santo Domingo, perdiera sus estudiantes y consecuentemente que tuviera que cerrar sus puertas; asi también fue eliminada  la elite colonial y fue creada una nueva clase dominante, una burguesía en alineación con el gobierno haitiano. El 14 de noviembre de 1824, Boyer impuso el francés como idioma oficial obligatorio en todos los actos de estado civil y en todos los tribunales de la isla.

En 1828 o en 1829, Duarte con sólo quince años de edad, sale vía Estados Unidos, Inglaterra, y Francia rumbo a España, radicó en Barcelona, donde tenía parientes. Poco se conoce de Duarte durante su permanencia en España.

Para 1831 ó 1832 regresa a Santo Domingo y trabaja en el negocio de su padre. Realiza una intensa vida social que le liga a importantes sectores de la pequeña burguesía.  Sus vivencias en la sociedad le permiten percibir la existencia de un sentimiento patriótico que rechazaba la presencia haitiana en el país. Duarte, sabiamente reconoció que la sociedad de la parte Española de la isla se negaba aceptar la dominación haitiana, cuyo gobierno habia pasado de ser liberal y progresista, a ser una dictadura, con graves problemas económicos y resistencia a lo interno del territorio haitiano.
  
En 1838 inició la lucha contra el colonialismo y contra Haití  bajo la tendencia liberal y en contra del sector conservador que ejercio una fuerte oposición a los ideales duartianos. Fue el fundador de “la Trinitaria”, (sociedad secreta) la que funda el 16 de julio de 1838 junto con otros compañeros de causa, el objetivo fundamental de esta organización fue  independizar la parte Este de la isla de la  dominación haitiana  y formar el estado independiente que llamarían República Dominicana.

La fundación se reunió el 16 de julio de 1838, en la calle del Arquillo, que luego se llamó Santo Tomás y actualmente calle Arzobispo Nouel, en la casa número 155, en la ciudad de Santo Domingo,  en la casa de Doña Josefa Pérez de La Paz (Chepita), cuyo hijo, Juan Isidro Peres era uno de los trinitarios.


Palabras de Duarte en dicha reunion:
"Amigos míos: unidos aquí con el propósito de ratificar lo que habíamos concebido de conspirar y hacer que el pueblo se subleve en contra del gobierno haitiano, a fin de constituirnos en Estado Libre o independiente con el nombre de República Dominicana, vamos a dejar empeñado nuestro honor y vamos a dejar comprometida nuestra vida. La situación en que nos coloquemos será muy grave, y tanto más cuanto que entrando ya en este camino, retroceder sería imposible. Pero ahora, en este momento hay tiempo todavía de rehuir toda clase de compromiso. Por tanto, si alguno quisiera separarse y abandonar La causa noble de La Libertad de nuestra querida patria”… En ese momento los miembros presentes de la trinitaria, interrumpieron a Duarte y le expusieron su firme voluntad y su decisión de luchar en contra de la ocupación haitiana y por la proclamación de la República Dominicana, libre del dominio extranjero.  Duarte aprovechó para sacar de su bolsillo, un documento que todos los trinitarios debían firmar con su sangre después de juramentar la organización.

“La Trinitaria estaba organizada en células revolucionarias compuestas por tres personas: el iniciador y dos iniciados. Cada uno de éstos, tenía la obligación de iniciar a dos más y así, formar una nueva traída revolucionaria. Los mecanismos de defensa utilizados por los primeros iniciados incluían códigos de señales, alfabeto criptográfico, seudónimos, insignias y colores.  Todos usaban un seudónimo para sus comunicaciones secretas. El seudónimo de Duarte era Arístides, Temístocles el de Ravelo, Leonidas el de Benito González, Simón, el de Alfau, entre otros. Duarte escogió el color azul, color del cielo. Según se ha confiado a El Diario de la Independencia, pidió la amarilla, pero Juan Isidro Pérez le dijo “esa es la mía, significa política... La tuya es azul celeste, que significa gloria, y es la que te pertenece. Sánchez adoptó el color verde, que significa esperanza y la de Pina fue la roja, símbolo del “fuego sagrado que ardía en su corazón”. Estos colores eran usados para sumar el número de los nuevos afiliados al credo independentista. Así, cuando Duarte daba cuentas de los nuevos adeptos, afirmaba: tantos verdes, tantos rojos, etc. La sociedad adoptó un lema “uno y trino” y sus labores fueron puestas bajo la égida de la Cruz de Cristo”.
Una organización de este tipo, en una ciudad tan pequeña como la de Santo Domingo, estaba condenada a tener una vida útil breve, pues en muy corto tiempo podrían iniciarse todas las personas que se consideraran confiables y  engrosar el grupo; pues eran necesarias para el éxito del movimiento. Es por ello, que en corto tiempo,  Duarte debió idear la creación de otras sociedades, para promover la idea de la   independencia. Esas nuevas sociedades las llamó   “La Dramática” y “La Filantrópica”,  Una para presentaciones teatrales y la otra para allegar fondos a la causa de la separación


La insigne labor desarrollada por el lider de la revolución de independencia de la dictadura haitiana, fue la realización de un noble objetivo y como resultado del cumpliento de las metas duartianas, trazadas en un trabajo paciente y minucioso de un verdadero forjador de la nacionalidad dominicana.  Duarte también escribió el Juramento de los Trinitarios, que junto con sus ideales representa un verdadero tesoro de dignidad; decoro y ejemplar amor patriótico, dicho juramento debía ser tomado por los trinitarios al ser iniciados en el movimiento.

 Juramento de los Trinitarios:
“En el nombre de la santísima, augustísima e indivisible Trinidad de Dios Omnipotente, juro y prometo, por mi honor y mi conciencia, en manos de nuestro presidente Juan Pablo Duarte, cooperar con mi persona, vida y bienes, a la Separación definitiva del gobierno haitiano y a establecer una República libre, soberana e independiente de toda la dominación extranjera, la cual tendrá su pabellón tricolor, en cuartos encarnados y azules, atravesados por una cruz blanca. Mientras tanto seremos reconocidos los Trinitarios con las palabras sacramentales: Dios, Patria y Libertad. Así lo prometo ante Dios y el mundo: Si lo hago, Dios me proteja, y de no, me lo tome en cuenta, y mis consorcios me castiguen el perjurio y la traición, si lo vendo”.

El lema principal que utilizaron los integrantes de dicha sociedad fue: Paz, Unión y Amistad, paradógicamente se atribuyó a la actitud de Felipe Alfau, uno de los principales integrantes de esta organización, el que la Trinitaria se disolviera.  Esto así, para ponerse a salvo de las persecuciones a que una posible delación de Alfau podía exponerlos, con lo que se buscaba salvar sus vidas.  Si bien es cierto que Felipe alfau (trinitario) luchó con arrojo frente a los haitianos en «El Memiso» y en «Sabana Larga», donde su dirección influyó poderosamente en el triunfo de las armas dominicanas.  No menos cierto es que no amó al país, y ni a la trinitaria, debido a sus sentimientos españolistas. Nacido en Santo Domingo, de ascendencia española, fue tenaz, como buen aragonés, empleó desde el primer día todo su poder de fascinación y todo el prestigio vinculado a su apellido para inclinar a Santana en favor de la reincorporación de la República a España. Este hecho y otros no menos nefastos hicieron ver a Alfau como un desertor ante los trinitarios.

Disuelta la Trinitaria, constituyeron un Nuevo grupo patriótico que salvaguardaria su verdadera identidad, aparentando ser una institucion de fines recreativos a la que llamaron «La Filantrópica». Escogieron el teatro como medio para mantener viva en el espíritu público la idea separatista. “Duarte conocía la eficacia de las representaciones dramáticas como órgano de difusión de los ideales revolucionarios porque oyó hablar, durante su estancia en Cataluña, del uso que se hizo en España del teatro para levantar el sentimiento nacionalista del pueblo contra la dominación francesa”.


En 1833 Duarte trajo consigo a la Española, desde la Península, “las obras de Martínez de la Rosa y los dramas con que Alfieri, había puesto nuevamente de moda el puñal de Bruto y las catilinarias contra los enemigos de la libertad”. Los discípulos, bajo la dirección de Duarte, asimilaron estas obras, y posteriorente las llevaron a escena. El objetivo principal era sublevar el espíritu del pueblo haciendo declamaciones patrióticas y proclamas líricas, sonoramente enfatizadas y martilladas. Los ensayos se realizaban en diferentes casas para  no despertar sospechas. “Un distinguido ciudadano de Santo Domingo de Guzmán, conquistado por el fervor de Duarte y sus discípulos, ingresó poco tiempo después en «La Filantrópica», y se hizo cargo de transformar el viejo edificio de «La cárcel vieja» en un teatro capaz de recibir cómodamente a cientos de espectadores: la historia ha recogido el nombre de este patriota, don Manuel Guerrero, entusiasta servidor desde entonces de aquella cruzada de idealismo”. La novedad de 
este teatro constituyó una sensación en el pesado ambiente  de horror creado por la dictadura haitiana. La mitad de la ciudad acudió la noche del estreno a presenciar « La viuda de Padilla», “llevada al escenario por actores improvisados a quienes el ardor nacionalista convertía en intérpretes admirables del gran drama de Martínez de la Rosa, obra escogida con acierto si se piensa en el énfasis oratorio que realza casi todas sus escenas y en la abnegación, con que los caudillos de la guerra de las comunidades, se exponen allí, a las iras del despotismo para sacar triunfantes los fueros ciudadanos”.

El público participaba con emoción  de las presentaciones de los actores.  Era fácil con esta estrategia influenciar el pueblo, con fantásticas escenas a traves de las cuales “fulminaban rayos de indignación contra todos los opresores de las libertades humanas”.  El gobernador haitiano empezó pasando por alto las primeras representaciones. Pero el público acudía con tanto entusiasmo al teatro y los actores provocaban en el auditorio tal delirio, que Alexis Carné fue puesto sobre aviso por sus espías. El primer impulso de las autoridades de ocupación fue el de suspender las actividades de «La Filantrópica» y clausurar el teatro. Pero se pensó que acaso esta medida podía enardecer más los ánimos y contribuir a que la llama de la revolución se extendiese más aprisa. Faltaba, en todo caso, un pretexto para justificar una orden que aparentemente iría encaminada a privar al pueblo de la única diversión de que disfrutaba en aquellos días nefastos.

El pretexto buscado por el gobernador Carné se presentó, de manera fortuita para él, una frase recalcada con excesiva intención desde las tablas, dió lugar a que el funcionario haitiano una noche irrumpiera de manera inesperada, en la sala llena de espectadores. Cuando se ponía en escena uno de los dramas escritos en la Península con el propósito de ridiculizar a las autoridades francesas durante los días de la invasión de España por las hondas napoleónicas. Uno de los actores se adelantó hacia el público y lanzó al aire como una detonación estas -palabras: «Me quiere llevar el diablo cuando me piden pan y me lo piden en francés » Este agresivo discurso, declamado con voz retumbante y recibido con júbilo por el auditorio, despertó sospechas en gobernador Carné, que inmediatamente, hizo subir al escenario a uno de sus ayudantes bajo orden de obtener  un ejemplar impreso del drama en el que figuraban las citadas palabras. El oficial haitiano examinó el libreto y comprobó que efectivamente en él, estaba escrita aquella frase despectiva. El espectáculo continuó, pero desde aquel momento la autoridad haitiana invasora redobló la vigilancia de « La Filantrópica», El objetivo, sin embargo, ya estaba en parte logrado, ya que el teatro había logrado elevar el sentimiento nacionalista contra la dominación haitiana y las proclamas de los actores en escena, iban pronto a ser sustituidas por gritos de libertad.

Francisco del Rosario Sánchez, Matías Ramón Mella y Vicente Celestino Duarte, dirigían a los Trinitarios, casi sin recursos, hacían circular las ideas de la causa en en hojas manuscritas, con la finalidad de conseguir adherentes a las ideas separatistas.

En 1843 un grupo haitiano liderado por Charles Herard inicia una revuelta contra Boyer en la parte oriental de la isla. Juan Pablo Duarte encabeza el movimiento reformista en la ciudad de Santo Domingo y envía a Matías Ramón Mella a negociar con Herard al poblado haitiano de Les Cayes, Duarte aprovechó esta coyuntura y contacta a los hermanos Santana en El Seybo, para atraerlos a la causa.  Ese mismo año Charles Herard entra triunfante a Santo Domingo y ordena una persecución contra Duarte y  los Trinitarios, es así que Duarte se vé obligado a exiliarse, saliendo de la isla en una Goleta, que se dirigía Saint Thomas y desde allí, se dirigió a La Guaira, cerca de Caracas Venezuela. Asimismo, el 25 de noviembre de ese año, muere  su padre, estando aún exiliado.]El 16 de Enero de 1844, fue redactada por Tomás Bobadilla, “la manifestación de los pueblos de la parte este de la isla”, en el cual quedaron plasmados los principios Republicanos y Liberales predicados por Duarte durante años, mismos que fueron ratificados en el precitado documento, así como, la férrea voluntad de los patricios de crear un Estado soberano.  En el invitaban a la rebelión contra los haitianos, con el visto bueno de un grupo de liberales y conservadores de la parte española de la isla.  En este Manifiesto también se enunciaban las causas de la separación de la República haitiana y además este sería la Ley  que regiría la República a proclamarse, hasta tanto se promulgara la Carta Magna.

En la noche del 24 de febrero, se reunieron en la residencia de Francisco del Rosario Sánchez, los independentistas, Vicente Celestino Duarte, Matٳas Ramón Mella, José Joaquín Puello y sus hermanos Eusebio y Gabino, Ángel Perdomo, Juan Alejandro Acosta, Perdomo, Tomás y Jacinto de la Concha, Marcos Rojas, Manuel Dolores Galván, y Tomás Sánchez. Gabino Puello ofreció un informe detallado, sobre las impresiones  de su viaje a los pueblos del Sur de la isla, para dar a conocer  el Manifiesto del 16 de Enero.  Los Trinitarios tenían claro que la causa independentista conllevaba riesgos, pues al parecer los afrancesados tenían información sobre los planes separatistas. Allí mismo decidieron por voto unánime fijar la fecha 27 de Febrero de 1844 para dar el grito independentista.

Consecuentemente, se hicieron las siguientes designaciones: Coronel Francisco del Rosario Sánchez, Comandante de Armas; Teniente Coronel Ángel Perdomo, Jefe Batallón de Artillería;  Coronel Gabino Puello, Ayudante de Plaza; Coronel José Joaquín Puello, ayudante de Plaza; Marcos Rojas, Capitán encargado del Arsenal; Juan Alejandro Acosta, Comandante del Puerto y Eusebio Puello, Capitán Ayudante de Plaza; entre otras decisiones.

El 25 de Febrero, como parte de los preparativos del planeado acontecimiento, fueron despachados emisarios hacia  diversas regiones del país, para informar las precitadas medidas y con el objetivo de conseguir refuerzos para apoyar la acción que se avecinaba en Santo Domingo por el pronunciamiento de la separación.

Aunque Juan Pablo Duarte, el padre de la Patria, se hallaba ausente, por razones políticas, la noche del Martes 27 de febrero de 1844, en la puerta del Conde de la ciudad de Santo Domingo, poco a poco se congregaban pequeños grupos de patriotas provenientes de distintas lugares de la ciudad.  La República Dominicana era proclamada por Tomás Bobadilla, Francisco del Rosario Sánchez, Matías Ramón Mella, Manuel Jiménez, Vicente Celestino Duarte, José Joaquín Puello, Gabino Pueblo, Eusebio Puello, Eduardo Abreu, Juan Alejandro Acosta, Remigio del Castillo, Jacinto de la Concha, Tomás de la Concha, Cayetano Rodríguez, Félix María del Monte y otros patriotas, quienes expresarían a alas autoridades haitianas su "indestructible resolución de ser libres e independientes, a costa de nuestras vidas y nuestros intereses, sin que ninguna amenaza sea capaz de retractar nuestra voluntad".

La acción separatista fue  indicada mediante un trabucazo disparado por Matías Ramón Mella, en la Puerta de la Misericordia (Puerta del Conde), mismo que fuera escuchado por todos los habitantes de la ciudad.  Ese 27 de febrero de 1844, Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Matías Mella, izan la bandera dominicana, en el baluarte de San Genaro. Ondea en la ciudad de Santo Domingo la bandera bordada por Concepción Bona y su prima María de Jesús Piña, junto con otras damas.

La significante Bandera dominicana había surgido de un proyecto presentado por Juan Pablo Duarte y aprobado, el 16 de julio de 1838 por La trinitaria, donde se presentaron los colores y la forma de la enseña que representaría al nuevo estado, que se denominaría República Dominicana.  La Bandera es el más sublime símbolo de la libertad y la soberanía  nacional.  Fue confeccionada y bordada por Concepción Bona e izada por vez primera, el 27 de Febrero de 1844, durante la proclamación de la independencia en la puerta del Conde.  Sus colores son:  blanco; azul ultramar y rojo bermellón, y está formada en cuartos esquinados y alternos.  De manera que al ser izada, el azul debe quedar  en la parte superior del asta.  Los cuartos dos rojos y dos azules separados por una cruz blanca en el centro de la bandera, de un ancho igual a la mitad de la altura de cada cuarto, la cruz centrada en la bandera simboliza la lucha de los libertadores para legarnos una patria independiente y su color blanco es símbolo de “la paz y unión entre todos los dominicanos”.  El color azul de nuestra enseña tricolor representa “ideales de progreso y libertad; el rojo “representa la sangre derramada por los heroes de la patria”








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