Mi curiosidad por el vampirismo comenzó la tarde del domingo 30 de Enero del 2011, viendo un documental sobre el vampirismo en History en español, donde presentaron datos sobre la leyenda de maldad de la Condesa Elizabeth Bathory, fue entonces que me motivé a indagar más datos, que ciertos o no eran desconocidos para mí.
En el año 1560 nació en Hungría la Condesa Elizabeth Bathory, proveniente de una familia de la nobleza, fue reconocida mundialmente como vampiresa, por la fama que se extendió en su comarca debido a la manera cruel en que trataba a sus sirvientas, de tendencia lesbiana la cual desconocía hasta después de casarse. Fue comprometida por sus padres a la edad de 11 años con el Conde Ferencz, se casa con él en 1575 cuando contaba tan solo quince años. En las ausencias del Conde, apodado"El Heroe Negro", cuando se encontraba en el campo de batalla, la Condesa Elizabeth comenzó a visitar a su tía_ lesbiana_ Karla Bathory, quien dejaba a su sobrina participar en sus orgías. Como consecuencia de esas andadas, ella descubrió su verdadera naturaleza lezbica y además se despertó en ella la pasión de causar dolor en otras mujeres. Ella se rodeaba de sirvientas jóvenes y bellas que solía maltratar.
La leyenda cuenta que cuando ella contaba la edad de 30 años, un día, mienstras sus sirvientas la vestían, golpeo a una de ellas en la cara, causandole una herida con uno de sus anillos. Cuando ella se da cuenta que había sangre en su mano, comienza a percibir el placer que le proporcionaba, la suavidad del contacto de la sangre en su piel y la extendió por toda su mano. Entonces ideo su macabro plan, de bañarse con sangre para mantener la juventud, pues ella le tenía pavor a envejecer. Estaba obsesionada con la belleza y la juventud. Es así que comenzó su incursión en la magia negra. Contrató un sirviente en su castillo, “Thorko”, quien la instruyó en la magia negra y la ayudó en sumergirse en el sadismo. “Bathory fue vista con un extraño, vestido de negro, pálido y con dientes afilados. Los ciudadanos temieron más aún al castillo y a la misma condesa, ya que pensaron que ese extraño era un vampiro. Se llegó a comentar incluso que ese extraño era el mismísimo Drácula revivido de la tumba”.
Ayudada de sus empleados de confianza entre ellos algunos brujos, Elizabeth se introdujo en crueles prácticas para satisfacer su enfermiza pasion. Comenzaron por reclutar mujeres campesinas jóvenes y bellas, atraídas con la falsa promesa de que en el Castillo de Elizabeth serían convertidas en finas y educadas damas de sociedad y / o que las contratarían para trabajar. Fueron tantas y tantas que nunca volvían a sus casas, que pronto el falso pregón perdió efecto; por lo que optaron por capturarlas y llevarlas al castillo por las fuerza. Todas eran encerradas a un cuarto subterráneo donde eran sometidas a torturas inimaginables. La cruel condesa comenzó a morder a sus víctimas en el cuello y las mejillas, luego también mordía a sus sirvientas en los brazos. Después inventó sus propios utensilios de tortura, los cuales estaban elaborados de plata.
Tras la muerte de su marido en 1604 por envenenamiento, la condesa continuaría en aumento con sus prácticas. Elizabeth seguiría torturando a bellas damiselas, y untando su sangre en todo su cuerpo; después comenzó a desangrar sus víctimas en valdez y junto a ellas tomaba largos baños en sangre, con la ilusión de recuperar la juventud. Los cuerpos desangrados eran encontrados por los alrededores, por lo que se extendió el rumor de que habitaban vampiros por el lugar. Las víctimas fueron más de 650 doncellas, las cuales fueron torturadas, desangradas y mutiladas. Ella ordenó al reverendo Andras Berthoni enterrar en secreto los cuerpos desangrados, algunos todavía con vida. Antes de su muerte, el reverendo lo insinuó en una nota. Cuando la captura de las campesinas se hizo imposible sus sirvientes, por orden la condesa, comenzaron a capturar, damiselas de la alta sociedad. Es esta la razón por la que las autoridades que se habían hecho de la vista gorda se vieron obligados a detener la macabra empresa de Elizabeth Bathory.
Tras la muerte de su marido en 1604 por envenenamiento, la condesa continuaría en aumento con sus prácticas. Elizabeth seguiría torturando a bellas damiselas, y untando su sangre en todo su cuerpo; después comenzó a desangrar sus víctimas en valdez y junto a ellas tomaba largos baños en sangre, con la ilusión de recuperar la juventud. Los cuerpos desangrados eran encontrados por los alrededores, por lo que se extendió el rumor de que habitaban vampiros por el lugar. Las víctimas fueron más de 650 doncellas, las cuales fueron torturadas, desangradas y mutiladas. Ella ordenó al reverendo Andras Berthoni enterrar en secreto los cuerpos desangrados, algunos todavía con vida. Antes de su muerte, el reverendo lo insinuó en una nota. Cuando la captura de las campesinas se hizo imposible sus sirvientes, por orden la condesa, comenzaron a capturar, damiselas de la alta sociedad. Es esta la razón por la que las autoridades que se habían hecho de la vista gorda se vieron obligados a detener la macabra empresa de Elizabeth Bathory.