jueves, 13 de mayo de 2010

FRAGMENTOS DE MI VIDA

EL CUCO LLAMADO PANGOLA
Buscando en el baúl de los recuerdos, recordé el "cuco" de mi infancia, ese que todo niño ha tenido en tiempos distintos, inventado casi siempre por adultos como forma de atemorizarlos. La verdad es que tuve miedo a más de un cuco durante mi niñez. Sus nombres eran: El hombre sin cabeza; el viejo del saco y la pangola. Recuerdo con particular interés ese "monstruo" inexistente llamado pangola. Cuando yo contaba cinco o seis años de edad, el presidente de turno era el fenecido Joaquín Balaguer. En esa época el Gobierno contaba con una fuerte oposición, sobre todo tenía descontenta a la juventud por la política equivocada del manejo de la cosa pública y todas las arbitrariedades que cometía la Policía Nacional dominicana. La autoridad policial tenía como medio de transporte unos automóviles pintados de blanco y verde, cuyos colores recordaban una botella de leche que se vendía en esa época en las pulperías, llamada Pangola; las botellas eran transparentes, de forma un tanto cuadrada y con una tapa verde. La mente ingeniosa del dominicano pronto relacionó el parecido de los colores de aquella botella con el carro de la Policía Nacional. Cuando alguien del barrio estaba siendo perseguido por la Policía, el primero que veía la patrulla gritaba: "ahí viene la pangola". Cerca de la casa en donde vivíamos solían pasar unos estudiantes protestando contra el gobierno de Balaguer, lanzando consignas en contra del presidente. A mi corta edad yo no podía entender aquella causa, pero me aprendí de memoria las cosas que gritaban y una vez mi padre me atrapó voceando y me dio una fuerte reprimenda. Un día, los estudiantes gritaban enardecidos en la calle y de pronto alguien gritó: "ahí viene la pangola" y todos comenzaron a correr despavoridos y a entrar por cuanta puerta abierta encontrasen, saltando verjas y paredes y escondiéndose bajo las camas. Yo apenas podía entender lo que pasaba. Fue así como, un día, cuando intentaba cruzar la calle, por poco y me arrolla un vehículo que resultó ser nada más y nada menos que ¡la pangola! Entonces corrí despavorida hacia mi casa, con el corazón en la boca, creyendo que los policías me iban a arrestar. Ese día tuve un encuentro cercano con el peor cuco de mi infantil existencia, el cual se desvaneció con el pasar de los años dando paso a otros miedos propios de situaciones de la vida adulta.
PUBLICADO EN "elcaribe.com.do"
Grecia Peña es abogada

TENGA UNA PONCHERA
Cuando tenia cinco años de edad, vivia con mi familia en una vecindad, en la cual la dueña acostumbraba criar animales que sacrificaba para comer. Cuando a cada animal le llegaba su hora, la señora con habilidades superdotadas, lo agarraba, le amarraba las patas y sin importar quien estuviera mirando los acuchillaba por la garganta, siempre cuidando de tener una ponchera, para que cayera en ella toda la sangre. Yo que siempre estaba en la casa a las horas en que mataba los animales. Salia al escuchar los ruidos que hacian los indefensos animalitos cuando le amarraban sus patas y por supuesto, presenciaba cuando ponian la ponchera bajo el cuello del animal y cuando le daban la estocada. Al principio aunque no entendia que estaba pasando me daba mucha pena ; pero terminé acostumbrandome a ver aquellas orripilantes escenas. Les digo todo esto, porque guarda relación con la anécdota que les cuento a continuación:
En esa misma vecindad, patio, como le decimos en República Dominicana. Vivía una familia que tenia una hija la cual habia tenido problemas para aprender a leer y escribir. Esa niña era mi amiga. Un dia que su padre hacia esfuerzos porque ella aprediera el abecedario; se decesperó y le salió aquel animal que cada ser humano lleva dentro. Le dijo a mi amiga: "muchacha tan bruta ya tienes ocho años y no te aprendes el abecedario", "tu amiga tiene cinco y ya lo sabe de memoria", "te voy a cortar la cabeza que no te sirve para nada". Yo que al escuchar los gritos del señor y el llanto de mi amiguita, ya estaba parada enfrente de la escena para cuando el padre de ella dijo eso, corrí a mi casa y busque una ponchera y se la entregué al vecino diciendo, "mire para que caiga la sangre". El señor con los ojos desencajados se turbo, por un momento, me miró y dijo: "y a caso piensas que voy a cortar la cabeza a mi hija", "dije eso porque estaba furioso", ve y guarda esa ponchera".
Esta anécdota tiene dos moralejas: 1) No debemos matar animales delante de los niños, pues ellos no conocen la diferencia entre estos y los humanos; y 2) No debemos proferir amenazas a nuestro semejantes en presencia de los niños, ellos no conocen la naturaleza de las mismas.

UN LIBRO DE CUENTOS
 Recuerdo un libro de cuentos que facilitaban a los niños de primaria en las bibliotecas de las escuelas públicas en Santo Domingo, aunque ahora el título del libro no llega mi mente; si recuerdo algunos cuentos de su contenido, como el de la Cucarachita Martina y Catilangua Lantemue (la señora de las piernas de barro). Fue el primer libro que leí. Provengo de una familia de muy escasos recursos económicos y mis padres nunca pudieron obsequiarnos libros de cuentos ni a mis hermanos ni a mí. Lo tomaba prestado todos los días, lo regresaba cuando llegaba a la escuela y lo volvía a buscar antes de retornar a casa, me prestaban siempre el mismo libro; de tanto llevarlo y traerlo, se me gastó entre las manos. Lo que más me gustaba era su portada donde se observaban unos niños jugando en un columpio debajo de un árbol en un verde prado, con un cielo hermosamente azul.
Creo que me encantaba mirar el panorama pintado en la portada, debido a que para entonces no sabia lo que era disfrutar de una casa con jardín y tampoco había tenido la oportunidad de estar en lugares como aquel; en mi mente de niña, aquel libro era maravilloso, cuando lo tenía entre mis manos miraba el mundo de otra manera y me veía ahí dentro.
Imaginaba que esos niños de la portada del libro eran muy felices porque disfrutaban en un hermoso lugar.

BATEA NAVEGANTE
Mirando en mi página de facebook, la fotografía de una batea _ artículo de uso doméstico de forma rectángular y de hojalata, que se usaba para lavar antes de que llegaran al mercado las poncheras gigantes y las lavadoras_ recordé un pasaje de mi vida durante mi niñez. A Mi padre le gustaba mucho bañarse en el río del Pueblo de Manoguayabo, es así, que solía llevar a la familía de paseo a disfrutar de las frescas aguas de aquel caudalaso balnearío. Nuestra madre que estaba críando para entonces cuatro hijos: Rafaela de 8 años; Maritza 7 años; Rafaelito 2 años y yo 6 años, tenía una fuerte labor doméstica que realizar , especialmente el lavado de la ropa. Como siempre en Santo Domingo, especialmente en los sectores marginados, había escasez de agua y mamá tenía que pasar las mil y una para hacer limpieza; cuidar de nuestra higiene personal y otros. Así que, ella aprovechaba aquellos viajes al río, para lavar ropa allá y llevaba con nosotros dos bateas que teníamos y manos a la obra.
Recuerdo que Fella a esa edad, ya ayudaba a mamá e los quehaceres; Maritza cuidaba de Rafaelito, mientras yo brincaba de un lugar a otro, chapoteaba a la orilla del río, con la supervisión de los mayores. Nuestro papá compartía en tertulías con amigos o compadres, que vijaron en carabana con nosotros hasta Manoguayabo.  Mamá estaba poniendo a solear la ropa que había lavado en el río, había una batea vacía, todos los demás estaban disfrutando de su estadía en el lugar y yo que tenía la fantasía de navegar en una embarcación, se me había ocrurrió la brillante idea de empujar la batea al agua y meterme en ella, Maritza me ayudó en la aventura; lo que Maritza y yo no sabíamos era que la corriente del agua arrastraría la batea en cuanto ella la soltara. Es asi que la batea corrió río abajo, yo iba feliz en aquel improvisado barquito, alcancé a escuchar el grito de mamá cuando dijo: "La corriente se esta llevando a Margarita"; mienstras Maritza miraba boquiabierta, sin saber que hacer.  Corrieron todos a tratar de alcanzar la batea y con el alboroto que se armó otras personas que estaban en el río ayudaron y pudieron detener el avance de mi aventura, misma que pudo haberme llevado a la muerte.

MI PRIMER NOVIO
Cuando era una inesperta adolescente solía tener muchas amigas, todas tenían novio menos yo porque era muy tímida, asi que mi amiga Nereyda, se encargó de hacer los arregos para que yo también tuviera novio. Me llevo al parque y alli esperaba mi novio desconocido, se llamaba Genio. Cuando lo vi estaba hecha un manojo de nervios; pero no iba a echar atras mi desición y además era muy lindo. Nereyda dijo: para que sean novios deben darse un besito en la boca. El me plantó un beso de piquito, yo estaba helada. Eso fue todo y quedamos de vernos luego. Nereyda que tenía el control de la situación le dio mi dirección y teléfono.

Mi amiga Altagracia (Pimpa) era novia de Mario (El mejor amigo de mi novio). Ella llegó a mi casa muy risueña y me dijo, "Margarita corre que Mario y Genio nos estan esperando afuera del Jardin Botanico. Y alla fuímos, yo no sabía como comportarme porque tenía catorce años y no sabía lo que era un noviazgo, pero quería verme inteligente y ser popular como mis amigas, la verdad era una tonta.

Estabamos en amena conversación, cuando Mario alcanzó a ver unas personas que caminaban hacia donde estabamos y dijo, "mira Pimpa ahí viene tu papá" como yo sabía que era broma pregunté, y mi papá, no viene con él?"; al mismo tiempo que mire hacia el lugar donde venían los señores. Y oh sorpresa!!! mi papá sí que venia ahi. Nerviosa barbucee, "y ahora que haremos?" para colmo de males, mi padre que mostraba los bellos entornos del sector donde viviamos a un amigo, andaba con mis hermanos menores: Rafelito y Arelis. Para esa epoca tendrian nueve y seis años respectivamente, como niños al fin correteaban al rededor de mi papá y su amigo, por lo que creí que sería descubierta en mis amores escondidos, a pesar de que los chicos corrieron como rayos y se escondieron bajo un puentecito a desnivel que habia en la calle; Pimpa y yo nos escondimos tras de un árbol, al cual dabamos la vuelta segun ellos avanzaban. Yo rezaba para que no nos vieran. Parece que Dios escuchó mis oraciones pues mis hermanitos dejaron de corretear y todos pasaron cerca del árbol sin notar mi presencia en ese lugar.
Cuando ellos se alejaron lo suficiente para no vernos yo sali apresurada de mi escondite y corrí a casa, me cambié la ropa por si acaso alguien vió mis ropas. Paso un largo tiempo para que yo quisiera volver a salir con aquel noviecito.

ME QUEDE SIN LECHE
Estando parida de mi segundo hijo, Argeny Manuel, pasaba yo por una crítica situación económica, tenía que colectar una pequeña ayuda mensual que durante un año tenía asignada en el seguro social. La caja donde recogía dicha ayuda estaba en el hospital donde nació el niño, en la Av. Bolívar casi esquina Tiradentes, en la ciudad de Santo Domingo, tenía que ir allí a buscar el dinerito, el día señalado para recogerlo y siempre pasaba allí, una tediosa espera.
Resulta que un día, como era costumbre_ llevaba el bebé conmigo a todas partes_, Después de pasar más de cuatro horas de espera en aquel lugar, porque los cheques se retrazaron, amamantando a mi hijo, yo sin comer ni beber, mis pechos se secaron; entonces Argerny comenzó a llorar por hambre. Yo sólo tenía en mi cartera el pasaje para la banderita que tomaba en la 27 de Febrero hacia Las Caobas. Me encontré impotente por no poder hacer nada para calmar el hambre a mi hijito, por lo cual comence a llorar también. Gracias a Dios una amable y noble señora que estaba junto a mí, me preguntó la razón de mi llanto, es así que le expliqué; entonces ella gentilmente, en un gesto de solidaridad que sólo una madre puede tener por otra, se ofreció para amamantar a mi hijo. No pueden ustedes imaginar el alivio que senti en aquel momento y todos los sentimientos que se agolparon en ese instante en mi corazón.
Aunque ese recuerdo no este cada día de mi vida en mi mente, siempre albergaré aquel acto de buena voluntad dentro de mi corazón como uno de mis recuerdos predilectos y donde quiera que se encuentre llege hasta ella mi eterno agradecimiento. Que Dios bendiga por siempre a todas las mujeres que así tienen ese gesto de nobleza.

BACHE DE ABOGADA NOVATA
En los primeros meses de mi ejercicio profesional de la carrera de abogada tuve numerosas y excitantes experiencias en diferentes lugares de trabajo. Encontrabame laborando para el bufette de Duquela & Duquela; el mismo dia que me contrataron, me asignaron unos cuantos expedientes para audiencia al siguiente dia; para entonces ya tenia un poco de experiencia en audiencias de casos sencillos; pero no en casos que tenian un proceso avanzado. Entre aquellos expedientes, había uno de un caso de gran enbergadura; cuya contraparte planeaba conseguir en ese dia una sentencia definitiva, con todos sus bien fundamentados argumentos.
Puede ser que la jefa me alla dado aquel expediente por error; pues me había dicho que en todos los casos sólo debia solicitar algunas medidas dilatorias tales como, nueva audiencia para presentacion de pruebas o estudio de expediente, lo cual hice a la perfección, hasta que llegó el momento de postular por aquel grueso expediente. Resulta, que la medida que solicité para el caso, "nueva audiencia para estudiar el expediente" habia sido rebatida por la contraparte, con un bien presentado argumento "que el habia solicitado fallar al fondo del caso; pues ya se habian presentado todas las medidas ........ que para el caso se requería". En mi opinión el presentó su caso con mucha seguridad y con bien enriquecidos argumentos, que por supuestode, no conocía, yo estaba hecha un manojo de nervios. No encontraba que decir, ni que hacer. por no conocer el caso y por no tener la experiencia necesaria para enfrentarlo. Es así, que tuve que desnudar mis debilidades enfrente de la jueza y le explique con lujo de detalles que ese era mi primer dia de trabajo en la oficina que estaba representando, que era graduada recientemente y que pensaba que merecia tener oportunidad de poder estudiar el caso; ya que si fallaban al fondo en ese dia, sin yo tener argumentos para debatir, podria perder mi empleo.
Pienso que la jueza sintio un poco de pena por mi y acogio mi solicitud. El abogado de la contraparte se enrojeció cuando escucho la decisión de la Jueza, estaba furioso y no podia creer que una abogada inexperta, que se le trababa la lengua cuando no sabia que decir en aquel caso le habia ganado esa audiencia.
Así como a mí, pienso que muchas personas en los inicios de su ejercicio profesional han tenido también dificultades, dignas de que contar. especialmente en la dificil ejercicio del derecho en los tribunales.

ANGELES CON UNIFORME DE POLICIA
En Agosto del año 2005 emigré con dos de mis tres hijos, Brahyan de 13 años y Argeny 18 años, desde la República Dominicana hacia los Estados Unidos de América, en calidad de residentes permanentes. Como la mayoría de los inmigrantes viajamos en busca de mejores oportunidades. Durante el viaje los chicos estaban llenos de espectativas, yo particularmente tenía el corazón roto y todavía así lo siento, por no haber podido traer conmigo a mi hijo Armando. Ahora vivimos en el Bronx, New York.
Antes de llegar a este país pensaba que "era muy fácil obtener un buen empleo", algo que consideraba positivo para nosotros y lo negativo era que había un "alto índice de brutalidad policíal, principalmente en contra de las razas negra e hispana", no puedo negar que pensar en eso me daba mucho miedo. Es así, que antes de pisar suelo newyorquino, aunque estaba segura que mis hijos no eran jóvenes problemáticos, les hablé sobre que no debían hacer, sí la policía los detenía en cualquier caso.
Lo de conseguir trabajo fácil era cierto a medias, lo que no era verdad, era lo de un buen empleo. A pesar de que traje conmigo un poco de dinero y que recibí ayuda de mi familia, especialmente de mis padres. El comienzo no fué fácil. El mes de Noviembre 2005 todavía no tenía un empleo, el dinero que traje estaba agotado y la ayuda que recibía ya no era la misma. La fecha de navidad estaba cerca y mi hijo Brahyan me había recordado con mucha anticipación el PS2, que le había prometido meses antes como regalo de navidad y de cumpleaños que era 27 del mes de Diciembre.
Tenía ansias por complacerlo; pues pienso que me sentía un poco culpable por haberlo apartado de su tierra, sus costumbres, sus amigos. Además, en el fondo creo que quería mostrarle que valía la pena haber abandonado su tierra para venir a New York. En esos días, de manera fortuíta, me encontré con una dominicana, que vivía en el mismo sector que yo en Santo Domingo. Casualmente, también vivía en en mi vecindario en el Bronx. Unos días despúes, le hablé de mis estrecheces económicas para las navidades que se acercaban. Ella me aconsejó que pidiera a entidades caritativas y me entregó una lista de direcciones a las cuales se podía escribir para pedir regalos de navidad; y me dijo: "Esas cartas se dirigen a Santa Claus y se envían en un sobre con una estampilla especial, que para la ocasión, venden en el correo". Con los escasos conocimientos del idioma inglés que entonces tenía, fué una gran dificultad para elaborar la carta. Solicité ayuda para ello a un par de personas; pero nadie tenía tiempo para hacerlo.
Así que, comencé una cruzada para hacer la carta en inglés, debía ser manuscrita y en original, además; concisa, precisa y emotiva. Primero la escribí en español y luego comencé a traducirla con un diccionario. Más que sabías palabras en esa carta pusé mi corazón. Busqué datos en unos viejos libros de inglés y encontré frases que pensé me servirían; así que, las usé de parámetro, recuerdo una que decía: "Si el maestro enseña lo correcto; el alumno aprenderá lo correcto"; la cambié para que dijera "si haces feliz a un niño en navidad; también la madre será feliz. De una u otra forma realicé el pedido para la navidad de Brahyan. Una vez elaborada la primera, comencé a transcribirla a otros originales; pues mienstras más grande el número de cartas, más oportunidades de recibir regalos tendría. Brahyan me ayudó a escribirlas, hizo dos y yo diecisiete, de las cuales enviamos dieciocho, todas a diferentes direcciones.
Puse las cartas al correo el 5 de diciembre. Estaba un poco pesimista, pensando que por enviarlas tarde, el esfuerzo no daría resultados; pero aún así, muy en el fondo de mi corazón, mantenía la esperanza de recibir regalos. El día 25 de diciembre en la mañana, cuando ya había perdido toda esperanza de tener los obsequios para Brahyan, recibí una llamada telefónica, de un desconocido, que me me pidió datos personales para confirmar, que yo era la persona con quien deseaba hablar. Por su acento, era un hombre anglosajon. Yo no podía preguntarle nada, porque no sabia como hacerlo, el único inglés que podía hablar, era para dar mis datos personales. Por alguna razón, mi corazón dió un vuelco en ese momento. Quince minutos después, la misma persona volvió a llamar y esta vez me indicó en un español bien limitado, que fuese a la entrada del edificio con un ID con foto, entonces sí que me emocioné! baje corriendo las escaleras desde el sexto piso donde vivía! pero; al atravesar la puerta de edificio, el carro que veo enfrente, es nada má y nada menos que, «del Departamento de Policía de la ciudad de New York (PDNY)»; entonces mi corazón se heló y me preocupé, pensando: "Dios mío yo no he hecho nada malo, por qué me busca la policía"?, sabía que me buscaban a mí, porque uno de los agentes a bordo de aquel carro, me hizo señal que me acercara.Caminé tímidamente hasta la puerta delantera derecha del auto, donde estaba el agente que me había llamado, entonces uno de ellos me pidió mi identificación; se la entregué; él la miró y me la devolvió; después, buscó algo en el piso del carro, era una bolsa, me la entregó diciendo: " feliz navidad para su hijo y para usted". Que emocionante fue ese momento, de tantos sentimientos encontrados. Nunca podré olvidarlo.
Ese día ví a la policía de NY como angeles caídos del cielo, uniformados como policías. Dentro de la bolsa que me entregaron había lo siguiente: Un PS2; un memory card y un juego para la consola. Todo nuevo de paquete. Hoy es abril 12, 2010, todavía Brahyan conserva aquel regalo y no puedo olvidar su cara de felicidad cuando se lo entregué. Lo que dije al comienzo, sobre las creencias que tenía al llegar a este país; quedó desvirtuado, lo del trabajo con la realidad vivida en mi estadía aquí y lo de la policía con la experiencia de navidad 2005. Me hubiera gustado haber tenido facilidad de comunicación con aquellos policías y haber podido obtener un poco de información sobre ellos, para así mantener el contacto. Todavía hoy guardo un profundo agradacimiento de su nobleza y lo guardaré por siempre. Desde entonces pienso como dijo un filosófo, "no son todos los que estan ni estan todos los que son". No es tan fácil obtener un buen empleo en New York; ni toda la policía es brutal.

REMEDIOS DE NUESTROS PADRES
La República Dominicana, un pueblo de una rica y multifacética cultura, donde las personas pueblerinas o de orígen humilde, se las ingenian ante situaciones difíciles, sobre todo si tienen un pariente enfermo. Durante toda mi vida tuve la oportunidad de aprender algunos remedios de mis padres y abuelos; pero uno de todos los que aprendí, que fueron muchos, llamó mi especial atención. Fue más que un simple remedio, una extraña práctica que mi abuela paterna realizaba a mi padre, cuando este tenía fuertes dolores musculares en la espalda, se llamaba "ventosa" y la primera vez que la vi hacerlo, contaba con unos seis años de vida.
La ventosa consistía en poner una pequeña vela encendida sobre una moneda de cobre y encima de la parte adolorida, luego encima colocaba boca abajo un vaso, de esos que en esa época le llamaban cervezeros. Todo eso, cuidadosamente para que la vela no volteara ni se apagara. Después mi abuela daba golpecitos con la punta de sus dedos sobre el fondo del vaso y era sorprendente, quedaba anonadada. El resultado del remedio se veía cuando la carne se veia subir dentro del vaso; luego sacaba el vaso y repetía el procedimiento por toda el área adolorida; entonces mi padre experimentaba alivio inmediato.
Vi a mi abuela hacer esto muchas veces, hasta que terminé aprendiendo a hacerlo y en una ocasión, cuando tenía ocho años de edad, mi papá me puso a mi a hacerle la ventosa. Parece que el resultado no fue muy bueno; pues fue sólo una vez y nada más. En aquel momento estaba ansiosa por poder poner en práctica aquel ritual que por mi curiosidad infantil había aprendido; pero luego que comencé a hacerlo estaba muy asustada; pues me senti insegura y tenia miedo de que la vela, terminara quemando a mi papá. La verdad, fué que me sentí aliviada, de que mi padre no me solicitara hacerle ese remedio otra vez.
En investigaciones que realice recientemente descubrí que aquel remedio tiene un origen oriental y además que existen varios métodos de aplicarlas. Pero en todos esos métodos no pude encontrar la forma espécifica en que lo hacia mi abuela. Mi abuela murió a los 81 años de edad y si estuviera viva ahora tendría 110 años.
Lo único que lamento es no haberle preguntado nunca, ni a ella ni a mi padre, de donde aprendió aquella práctica.

HOY SOMOS MAÑANA NO SABEMOS.....  
Alegre mi alma rie. De los muertos, levantada fui . Mi aliento escaparse quizo. De tu santo aceite mi pecho ungiste. Aunque en mi corazón una esperanza tuve, el aliento de la muerte me lastimo. Tu misericordia de sus garras me arrebató. La muerte en mis sueños, su umbral me enseñó. Aterrada de ello a Dios clamé. Arrepentida de mis pecados a ti oré. Al mis ojos abrir te alabé (GMPB).
La vida que vivimos en este día y que podemos considerar estable, puede cambiar, cuando menos lo esperamos. Los caminos de nuestro destino cambian su rumbo; llegando a nosotros pruebas inimaginables, que antes pensabamos "eso sólo le pasa a los demás". Les hablo de esto porque a mi me pasó algo así. Me sobrevino un avatar que cambió mi vida.
Estaba trabajando un día cualquiera, aunque en ese momento no tenía el mejor empleo, si estaba llena de ilusiones y con deseos de salir adelante. Cumplí mi rutina diría y salí un poco más temprano del trabajo porque debía ir a una cita de rutina con el doctor. Justamente cuando llegue a la parada de autobus para ir a la clínica, me sentí muy enferma. Muy, muy, pero que muy enferma; entonces pensé, que como me estaba dirigiendo a mi cita no tenía que ir a emergencia. En ese momento mi vida cambió. Sin saber cómo? ni por qué? además me sentí muy deprimida, con una profunda triteza en mi corazón, que jamás sentí antes y comencé a llorar desconsoladamente y sin tregua. Sin darme cuenta estaba llorando anticipadamente por la despedida de una etapa de mi vida, en que la salud no era mi gran preocupación. 
Llegue al doctor (26 de agosto 2008 / 2:00 PM), revisó mi expediente, para darme resultados de exámenes que me habían realizado, algunas semanas atrás y aunque en ese momento la enfermera habia encontrado mis signos vitales alterados; pues tenía 105 F. de fiebre; la presión alterial por encima de los niveles normales; con dolor en la escala alta y una notable depresión por mi llanto incontrolable, la dotorcita de turno, consideró que por los resultados obtenidos en aquellos exámenes estaba bien y me prescribió 12 cápsulas de antibióticos, por una ligera infección en la orina y unos calmantes para el dolor, que por supuesto no calmaron mi dolor. Me fuí a la casa y estuve revolcandome de dolor por más de 24 horas. (27 de agosto 2008 / 5:30 PM) Cuando ya no soportaba más aquel dolor, para mi sin igual, pedí a Courtney (Mi novio) que me llevara a emergencia, al hospital más cercano. Allí espere cuatro horas hasta poder ser atendida, retorciendome en una silla. Cuando por fin me vió un doctor, esta vez, gracias a Dios, uno de verdad, por la evaluación preliminar que me hizo, me dijo que tenía algo muy serio, ordenó mi ingreso al hospital y unos exámenes urgentes. (28 de Agosto 2008 / 1:00 AM) durante la madrugada me informaron que me harían una biopsia urgentemente; ya que mi estómago estaba muy delicado. Me fijaron fecha para la biopsia( 28 de Agosto 2008 9:30 AM) para el 1 de Septiembre; pero mi estado empeoró el 30 de septiempre en la noche. Esa misma noche me informaron que tenía síntomas de obstrucción alterial, que tenía un enorme tumor en mi estómago y una que una porción de mi instestino delgado estaba sufriendo una necrosis, que debido a mi delicada condición no podían hacerme una biopsia y que me prepararían para una gran cirugía el 2 de Septiembre. 
No sabía que decir ni que hacer, lo único que se me ocurrió fué llamar a mi hijo Argeny y le dije que tendría una gran cirugía y que si moría, no queria que él se sintiera culpable por el trato que me había dado por más de un año, debido a una situación que es tema de otra historia. El dia 1 de Septiembre me colocaron una línea central en el cuello en una de las venas que va al corazón y me dijeron que era necesario para la cirugía del día siguiente y que además mejoraría los síntomas de obstrucción alterial. Todavía no había asimilado todo lo que estaba pasando y ya tenía noticia de que me operarían a vida o muerte. Estaba muy asustada, sobre todo porque me operarían, casualmente, el dia 2 de septiembre, un dia como ese, murió Dariana, mi hermana menor, como consecuencia del sangrado, por una úlcera que reventó en la alteria de su esófago. No podría explicar con palabras, lo asustada que estaba y sin poder revelar a mi familia, mi real estado; ya que había informado a mis padres que sería intervenida de un quiste, por no alarmarlos. El único que estaba al tanto de todo lo que me estaba pasando era Courtney, mi novio; pero de todos modos yo debía mantenerme fuerte y no mostrar debilidad frente a él; pues estaba muy nervioso de ver las atenciones que yo estaba recibiendo en el hospital; según él, me estaban tratando como una paciente de cáncer. Ese día, previo a la cirugia conversé con mi hermana Maritza y le conte la realidad de mi situación. Algo bueno paso ese dia y es que una parte de mi familia fue a verme al hospital: Mis padres; mi hijo Argeny; mi hermano Rafael y su esposa Helen. Mi cuñada Helen es enfermera y ella asistió al doctor, en la cirugía menor que me practicaron, para colocarme la linea central. Mi familia estaba ahí y para entonces ya la mayoría se había enterado de mi real estado de salud menos mis padres; me daba pena que ellos supieran, porque mi papá estaba también enfermo y además no queria preocuparlos. El día de la cirugía bien temprano en la mañana, el sacerdote fué, me confesó y me dio la comunión. Para mi fué un momento muy emotivo, ya que por muchos años no había comulgado el cuerpo de cristo. Por un momento pensé que si tenía que morir me iria en paz con Dios, estaba tan emocionada que paradójicamente, mis ojos lloraron de alegría. Courtney llegó bien temprano para asegurarse que yo estuviese tranquila antes de la cirugía y luego se fue a la oficina algunas horas.  Yo estaba alli, en aquel cuarto con doctores que caminaban de un lado a otro preparando todo para las cirugías del día.  Temblaba como gelatina preguntándome, cuando llegará el momento? espere ahí unos minutos que me parecieron una eternidad. Hasta que por fín! llegó el cirujano que me operaría, me pareció muy jóven en ese momento; pero muy seguro de sí me miro y me preguntó, "estas nerviosa? "No tienes que estarlo, porque todo va a salir bien", "será sólo un dos tres" y chasqueo los dedos. Sus palabras me trajeron un poquito de alivio pero estaba todavía muy inquieta. Me indicaron que debía cambiarme a una plataforma _me causó una ligera inquietud, parecía una estrecha mesa para cortar carne, bueno era realmente eso!_  Me ayudaron a subir en aquel extraño objeto métalico,si me movía unos centímetros, caía al suelo, me colocaron oxígeno, y one, two, three. 
 Desperté en cuidados intensivos. Ahí estaba mi amorcito mirándome a los ojos y acariciando mi cabello tiernamente, casi sin consiencia le hablé y luego el tuvo que salir ; pues le permitieron quedarce algunos minutos. Después que desperté por completo de la anestesia, tuve mucho miedo y quise mantenerme despierta; pues tenía el presentimiento que, aunque sobreviví a la cirugía, iba a morir, lo único que pensaba era, que me iría sin ver a mis hijos, especialmente a Armando que esta en República Dominicana. Pasaron algunas horas. Mi estado seguía siendo un prónostico reservado. Podía ver el pesimismo en la expresión de los rostros de los doctores y enfermeras de cuidados intensivos. LLegaban pacientes de cirugia y cuando despertaban los enviaban a sus camas y yo seguía allí. Lo peor de todo fue que ví, cuando un hombre entró con mis pertenencias y las puso en el piso al lado de la camilla en que estaba; entonces me dije, ay Dios mio!  Parece que me voy a morir..... En ese momento oré al señor y le pedí otra oportunidad, parece que mi petición fue escuchada; pues en el cambio de guardia de las enfermeras, llegó una que puso toda su atención en cuidarme.  Arregló todos los cables que tenía conectados: Drenó la linea central, por donde me estaban pasando sangre; me reguló el oxígeno; me puso un medicamento en el suero; arregló el tuvo que entraba por mi nariz hacía mi estómago y verificó si estaba en su sitio la sonda para orinar y otra que me drenaba la herida. Por alguna razon sentí el amor de Dios en las atenciones que aquella experta y noble enfermera puso en mí. Todavía mis ojos se humedecen con lágrimas de agradecimiento hacia ella, cuando la recuerdo, pude ver su nombre en su identificación _por alguna extraña coincidencia_ se llamaba "Salvadora", si, ese era su nombre. Una hora después alguien recogió mis pertenencias y la llevaron de vuelta a mi cuarto y a mi también! confirmé mis sospechas cuando ví que todavía mi cama seguía vacía, es decir, no habían puesto otro paciente allí; entonces de ahí deduje, que mis cosas las sacaron del cuarto, porque creían iba a morir ese día. La misma enfermera que me ayudo en intensivos acompañó al camillero para asegurarse que todos los cables que tenía, quedaran correctamente conectados. Veintitrés
días pasaron después de la cirugía en los cuales prengunté por Salvadora; pero no supe más de ella y desde entonces no la volví a ver. 
 En ese tramo trágico de mi vida hubo dos personas que me brindaron todo su amor y me dieron un apoyo emocional que me ayudó a mantener mis energías y a mantener mi calidad de vida allí en el hospital, Courtney, mi novio y Maritza, mi hermana; nunca podré agradecerles lo suficiente por su tan humanitaria labor para conmigo. Courtney estaba ahí, día a día conmigo y Maritza, en cuanto pudo viajó de virginia hacia New York, para estar conmigo en el hospital, pasó conmigo varios días hasta que yo recuperé un poco de fuerza ; entonces se marchó. Recibí apoyo moral de mis padres; hermanos; hijos y amigos.
 Una semana después de la cirugía, mi condición cambió debido a que me sobrevino una embolía pulmonal.  Sentí otra vez dolores inaguantables; pero esta vez en la espalda. Me quejaba de ello y sólo me daban "tylenol", hasta que tuve que decirle a la enfermera de turno, de mala manera, que deseaba ver "un doctor de verdad".  Cuando por fin vino doctor, me examinó e inmediatamente me envio a radiología; entonces comenzó el corre corre, por segunda vez en un mismo mes estaba en peligro de muerte. Esa misma semana me volvió a visitar el sacerdote y me aplicó aceite santo y  me volvió a dar la comunión. Gracias a Dios; una vez más rebasé esa gravedad; al día siguiente mi hermana Maritza volvió de Virginia para cuidarme otra vez. Se instaló conmigo en el cuarto y me prodigó todas las atenciones y cuidados de lugar. Cuando estaba mejor, ella regresó a su casa; pues debía reíntegrarse a su trabajo y al cuidado de su familía. Mi encrucijada no terminó ahí, volví a sentirme enferma, debido a un hongo que las enfermeras de medicina del piso en que estaba interna, me habían contagiado a traves de la línea central, la que no cuidaban adecuadamente cuando me aplicaban medicamenos. Los síntomas que sufrí, fueron fiebre muy alta; excesiva sudoración y debilidad. Para contrarrestar esta nueva crísis me medicaron un antifungal, al cual resulté alérgica y los síntomas de la alergía eran terribles. Uff!.....En mis manos salieron unas ampollas blanquecinas y dolorosas, que rebentaban solas, salía un mal olor de ellas y luego la piel se me arrancaba como si fueran guantes en pedazos. Recuerdo que Courtney me compró guantes de algodón para que no me mirara las manos; pues estaba desesperada con esa situación. Yo me decía a mi misma:  "Me he lavado tanto las mano para mantenerlas libre de bacterias y ahora tenían un aspecto, que hasta el terapista que me asistía, tenía miedo de tocarme, eso me afectó un poco. Mi visión quedó afectada también de ese evento; lo subsiguiente fue, perder la piel completa de manos y pies; luego el pelo y por último todas las uñas de las manos y luego las de los pies. 
Unos días antes de salir del hospital le pregunté al doctor los resultados de la biopsia que le hicieron al tumor que me extrajeron y me dijo que era maligno, que tenía cáncer, lo primero que me dije a mi misma fué, que ya que Dios me había dado la oportunidad de vivir después de lo que pasé, haría lo que fuere necesario para luchar en contra de ese mal. Courtney se puso muy triste cuando recibió la noticia; pero yo le dije que debía ser fuerte, para que me ayudara a mí a ser fuerte. Mi familía se enteraría varios meses después de mi realidad.  Me Habían diagnósticado un extraño cáncer que corrre por la sangre, alojado en el mesenterio, que mantiene los intestinos separados. Este tipo de cáncer es de uno en mil casos, con la única suerte dentro del mal, "que sólo crece un tumor a la vez y crece muy lentamente"; según dijo el doctor, ( se llama Gastrointestinal Stromur Tumor (GIT) por sus siglas en inglés. Salí del hospital todavía sufriendo fiebres por el hongo en mi sangre, alrededor de 5 días después, cesaron las fiebres; pero pasaron varias semanas para que mis manos y pies recuperaran el aspecto normal. Al salir del hospital comenzó mi otra encrucijada; tenía que ir dos veces a la semana a chequera mi sangre; luego cada semana; luego cada dos semanas y por último cada mes. Tenía que ver el doctor de medicina y el doctor de la sangre cada mes. el uno para chequear la coagulación de la sangre y el otro para evaluarme en el proceso de quimoterapia por vía oral que me había prescrito. La quimo que tomaba se llama Glevec, es un medicamento que sirve apra tratar el cáncer que padecía y además, también es para tratar la leucemia.
Tenía que cuidarme como un cristal; pues estaba siendo tratada por dos medicamentos a la vez, que ponen la sangre fina. En el proceso de los cuidados clínicos un médico escribió una información equivocada en mi expediente y por tal razón, fuí intervenida una vez más quirurgicamente, me colocaron un filtro en la vena caba, para prevenir otra embolia pulmonar; pues creían que había sufrido dos embolia y no una, fue terrible el dolor después de la cirugía y todavía hay días en que tengo que usar calmantes para aliviar el dolor que me produce dicho filtro.
Aunque el cáncer ahora se encuentra en remisión y tengo la esperanza de que no vuelva, espero en Dios, desde ese día mi vida cambió totalmente; pues ahora tengo que realizarme estudios médicos de por vida, lo peor, vivir con miedo de muchas cosas que me podrían perjudicar tales como: El sol; la comida rápida; el humo del cigarrillo; el strees; etc. Todas esas cosas son perjudiciales para la salud de todo el mundo; pero en mi caso son peligrosas.