Fotografía y entrevista cortesía de Providence en Español |
Su extraña apariencia - mezcla de ser mitológico, guerrera tribal y criatura del averno- la han convertido en una figura de fama mundial. En su afán por transformarse en alguien “irrepetible”, esta mujer se ha sometido a una controvertida modificación corporal que ha hecho de ella más que un personaje, casi un mito.
Tiene tatuado el 95% de su cuerpo, se hizo implantar cuatro cuernos de titanio, cambió sus dientes frontales por filosos colmillos y se deformó las orejas con círculos de expansión.
El inquietante azul de sus ojos, su estrafalario maquillaje y la cascada de trenzas sobre su cabeza a medio afeitar, complementan el singular aspecto de la que ha sido bautizada como “la mujer vampiro”.
Sin embargo, María José Cristerna, mexicana, de 35 años, no es una simple atracción de circo. Detrás de esa extravagante fachada hay una mujer que es abogada, empresaria, artista plástica, defensora de los derechos humanos y madre abnegada de cuatro hijos. Forma parte de una banda de música, escribe canciones y posee su propia línea de ropa, calzados, muebles y accesorios.
¿Por qué una mujer con semejantes talentos, atractiva, por demás, dentro de los cánones tradicionales de belleza, escoge transmutarse de esta manera?, le preguntamos, a lo que ella respondió: “Lo hice para ser diferente y traspasar límites, ser auténtica dentro de los auténticos. Socialmente ya no me importa nada; antes sí, pero la gente se acostumbra; soy y hago lo que muchos no se atreven”.