sábado, 11 de septiembre de 2010

SEPTIEMBRE 11

Un día como hoy, reynó el caos en el Times Square  cayeron una tras otra, las insignes torres gemelas, todo el mundo las recordará como un símbolo perdido de la ciudad de New York.  Cuando yo aún no había visitado los USA,  sonaba con conocer esas torres; pero ese sueno quedo truncado, como también, el de muchas otras personas.  Que más quisiera yo, que fuere tan sólo ese sueno,  no tan importante; pero, lamentablemente miles de vidas se perdieron y con ellas sus suenos y los suenos de sus seres queridos, mutilados quedaron .

El egoísmo y la maldad que se fraguaron aquel día, dejaron el mundo marcado para siempre; así como perjudicada su economía; lo peor de todo es, que aquellos cobardes que ofrendaron sus vidas para lastimar a los estado Unidos de América con sus actos criminales, lo hicieron en nombre de Dios, aunque ellos lo llamen de una manera diferente, todos sabemos que hay un sólo Dios.  Ese Dios que nos dió la vida, vida que nadie tiene derecho a quitarnos.  Como nadie tiene derecho a usar el nombre de nuestro creador para cometer actos de barbarie; ni  derecho de atacar a las personas de una religión contraria, en nombre de su religión, como pretendia hacer el Pastor de una iglesia evangélica de Florida, Terry Jones, quien pregonaba en los medios de comunicación, que quemaría varios libros  del "sagrado Coran" de los musulmanes; hoy gracias a Dios,  ha cancelado sus planes para quemar coranes.  Según indica la CNN de New York, Jones "ha cambiado la postura sobre la quema del Corán" y "que no quemará, ni quemaría nunca el Corán".  Considero que un acto como el que pretendía hacer Jones, sería un irrespeto a un libro sagrado y una provocación contra los extremitas islamitas.

En fin, los acto de violencia sólo generan violencia, tal como el derrumbe de las torres, generó la guerra contra el terrorismo.   Si bien es cierto  que esa contienda bélica era necesaria para tratar de acabar con la amenaza,  no menos cierto es que ha traído más luto y dolor al mundo entero,  por todos aquellos valientes soldados que defendiendo los USA y obedeciendo ordenes han perdido sus vidas en nombre de la causa y por las tragedías derivadas de la guerra, a  nivel local, donde pagan justos por pecadores.  No acostumbro a maldecir; pero la causa lo amerita "malditos aquellos minutos en que el terrorismo y la maldad lograron su objetivo", en este momento estoy siendo muy humana, por un lado estoy tratando de ser una buena cristiana diciendo y "que Dios haya perdonado a los que propiciaron tanto dolor" y por otro lado una voz me dice "ojala se quemen en el infierno".  Ahora ellos también tienen la culpa de que yo haya maldecido! y que haya tenido malos deseos para sus almas!  creo que debo poner en las manos de Dios mi conflicto sobre este punto.