27 de Febrero 2014.- La República Dominicana celebra 170 años de Independencia del dominio haitiano. Haití ocupó durante 22 años, la parte oriental de la isla, desde el año 1822. Gracias a los esfuerzos hechos por los patriotas dominicanos para independizar el país, sobrevinieron una serie de batallas que conllevaron a la declaración de independencia en el 1844.
JUAN PABLO DUARTE.- sinónimo de "Independecia dominicana",
En 1828 o en 1829, Duarte con sólo quince años de edad, sale vía Estados Unidos, Inglaterra, y Francia rumbo a España, radicó en Barcelona, donde tenía parientes. Poco se conoce de Duarte durante su permanencia en España.
Para 1831 ó 1832 regresa a Santo Domingo y trabaja en el negocio de su padre. Realiza una intensa vida social que le liga a importantes sectores de la pequeña burguesía. Sus vivencias en la sociedad le permiten percibir la existencia de un sentimiento patriótico que rechazaba la presencia haitiana en el país. Duarte, sabiamente reconoció que la sociedad de la parte Española de la isla se negaba aceptar la dominación haitiana, cuyo gobierno habia pasado de ser liberal y progresista, a ser una dictadura, con graves problemas económicos y resistencia a lo interno del territorio haitiano.
En 1838 inició la lucha contra el colonialismo y contra Haití bajo la tendencia liberal y en contra del sector conservador que ejercio una fuerte oposición a los ideales duartianos. Fue el fundador de “la Trinitaria”, (sociedad secreta) la que funda el 16 de julio de 1838 junto con otros compañeros de causa, el objetivo fundamental de esta organización fue independizar la parte Este de la isla de la dominación haitiana y formar el estado independiente que llamarían República Dominicana.
La fundación se reunió el 16 de julio de 1838, en la calle del Arquillo, que luego se llamó Santo Tomás y actualmente calle Arzobispo Nouel, en la casa número 155, en la ciudad de Santo Domingo, en la casa de Doña Josefa Pérez de La Paz (Chepita), cuyo hijo, Juan Isidro Peres era uno de los trinitarios.
Palabras de Duarte en dicha reunion:
"Amigos míos: unidos aquí con el propósito de ratificar lo que habíamos concebido de conspirar y hacer que el pueblo se subleve en contra del gobierno haitiano, a fin de constituirnos en Estado Libre o independiente con el nombre de República Dominicana, vamos a dejar empeñado nuestro honor y vamos a dejar comprometida nuestra vida. La situación en que nos coloquemos será muy grave, y tanto más cuanto que entrando ya en este camino, retroceder sería imposible. Pero ahora, en este momento hay tiempo todavía de rehuir toda clase de compromiso. Por tanto, si alguno quisiera separarse y abandonar La causa noble de La Libertad de nuestra querida patria”… En ese momento los miembros presentes de la trinitaria, interrumpieron a Duarte y le expusieron su firme voluntad y su decisión de luchar en contra de la ocupación haitiana y por la proclamación de la República Dominicana, libre del dominio extranjero. Duarte aprovechó para sacar de su bolsillo, un documento que todos los trinitarios debían firmar con su sangre después de juramentar la organización.
“La Trinitaria estaba organizada en células revolucionarias compuestas por tres personas: el iniciador y dos iniciados. Cada uno de éstos, tenía la obligación de iniciar a dos más y así, formar una nueva traída revolucionaria. Los mecanismos de defensa utilizados por los primeros iniciados incluían códigos de señales, alfabeto criptográfico, seudónimos, insignias y colores. Todos usaban un seudónimo para sus comunicaciones secretas. El seudónimo de Duarte era Arístides, Temístocles el de Ravelo, Leonidas el de Benito González, Simón, el de Alfau, entre otros.
Duarte escogió el color azul, color del cielo. Según se ha confiado a El Diario de la Independencia, pidió la amarilla, pero Juan Isidro Pérez le dijo “esa es la mía, significa política... La tuya es azul celeste, que significa gloria, y es la que te pertenece. Sánchez adoptó el color verde, que significa esperanza y la de Pina fue la roja, símbolo del “fuego sagrado que ardía en su corazón”. Estos colores eran usados para sumar el número de los nuevos afiliados al credo independentista. Así, cuando Duarte daba cuentas de los nuevos adeptos, afirmaba: tantos verdes, tantos rojos, etc. La sociedad adoptó un lema “uno y trino” y sus labores fueron puestas bajo la égida de la Cruz de Cristo”.
Una organización de este tipo, en una ciudad tan pequeña como la de Santo Domingo, estaba condenada a tener una vida útil breve, pues en muy corto tiempo podrían iniciarse todas las personas que se consideraran confiables y engrosar el grupo; pues eran necesarias para el éxito del movimiento. Es por ello, que en corto tiempo, Duarte debió idear la creación de otras sociedades, para promover la idea de la independencia. Esas nuevas sociedades las llamó “La Dramática” y “La Filantrópica”, Una para presentaciones teatrales y la otra para allegar fondos a la causa de la separación. La insigne labor desarrollada por el lider de la revolución de independencia de la dictadura haitiana, fue la realización de un noble objetivo y como resultado del cumpliento de las metas duartianas, trazadas en un trabajo paciente y minucioso de un verdadero forjador de la nacionalidad dominicana. Duarte también escribió el Juramento de los Trinitarios, que junto con sus ideales representa un verdadero tesoro de dignidad; decoro y ejemplar amor patriótico, dicho juramento debía ser tomado por los trinitarios al ser iniciados en el movimiento.
Juramento de los Trinitarios:
“En el nombre de la santísima, augustísima e indivisible Trinidad de Dios Omnipotente, juro y prometo, por mi honor y mi conciencia, en manos de nuestro presidente Juan Pablo Duarte, cooperar con mi persona, vida y bienes, a la Separación definitiva del gobierno haitiano y a establecer una República libre, soberana e independiente de toda la dominación extranjera, la cual tendrá su pabellón tricolor, en cuartos encarnados y azules, atravesados por una cruz blanca. Mientras tanto seremos reconocidos los Trinitarios con las palabras sacramentales: Dios, Patria y Libertad. Así lo prometo ante Dios y el mundo: Si lo hago, Dios me proteja, y de no, me lo tome en cuenta, y mis consorcios me castiguen el perjurio y la traición, si lo vendo”.
El lema principal que utilizaron los integrantes de dicha sociedad fue: Paz, Unión y Amistad, paradógicamente se atribuyó a la actitud de Felipe Alfau, uno de los principales integrantes de esta organización, el que la Trinitaria se disolviera. Esto así, para ponerse a salvo de las persecuciones a que una posible delación de Alfau podía exponerlos, con lo que se buscaba salvar sus vidas. Si bien es cierto que Felipe alfau (trinitario) luchó con arrojo frente a los haitianos en «El Memiso» y en «Sabana Larga», donde su dirección influyó poderosamente en el triunfo de las armas dominicanas. No menos cierto es que no amó al país, y ni a la trinitaria, debido a sus sentimientos españolistas. Nacido en Santo Domingo, de ascendencia española, fue tenaz, como buen aragonés, empleó desde el primer día todo su poder de fascinación y todo el prestigio vinculado a su apellido para inclinar a Santana en favor de la reincorporación de la República a España. Este hecho y otros no menos nefastos hicieron ver a Alfau como un desertor ante los trinitarios.
Disuelta la Trinitaria, constituyeron un Nuevo grupo patriótico que salvaguardaria su verdadera identidad, aparentando ser una institucion de fines recreativos a la que llamaron «La Filantrópica». Escogieron el teatro como medio para mantener viva en el espíritu público la idea separatista. “Duarte conocía la eficacia de las representaciones dramáticas como órgano de difusión de los ideales revolucionarios porque oyó hablar, durante su estancia en Cataluña, del uso que se hizo en España del teatro para levantar el sentimiento nacionalista del pueblo contra la dominación francesa”.
En 1833 Duarte trajo consigo a la Española, desde la Península, “las obras de Martínez de la Rosa y los dramas con que Alfieri, había puesto nuevamente de moda el puñal de Bruto y las catilinarias contra los enemigos de la libertad”. Los discípulos, bajo la dirección de Duarte, asimilaron estas obras, y posteriorente las llevaron a escena. El objetivo principal era sublevar el espíritu del pueblo haciendo declamaciones patrióticas y proclamas líricas, sonoramente enfatizadas y martilladas. Los ensayos se realizaban en diferentes casas para no despertar sospechas. “Un distinguido ciudadano de Santo Domingo de Guzmán, conquistado por el fervor de Duarte y sus discípulos, ingresó poco tiempo después en «La Filantrópica», y se hizo cargo de transformar el viejo edificio de «La cárcel vieja» en un teatro capaz de recibir cómodamente a cientos de espectadores: la historia ha recogido el nombre de este patriota, don Manuel Guerrero, entusiasta servidor desde entonces de aquella cruzada de idealismo”. La novedad de este teatro constituyó una sensación en el pesado ambiente de horror creado por la dictadura haitiana. La mitad de la ciudad acudió la noche del estreno a presenciar « La viuda de Padilla», “llevada al escenario por actores improvisados a quienes el ardor nacionalista convertía en intérpretes admirables del gran drama de Martínez de la Rosa, obra escogida con acierto si se piensa en el énfasis oratorio que realza casi todas sus escenas y en la abnegación, con que los caudillos de la guerra de las comunidades, se exponen allí, a las iras del despotismo para sacar triunfantes los fueros ciudadanos”.
El público participaba con emoción de las presentaciones de los actores. Era fácil con esta estrategia influenciar el pueblo, con fantásticas escenas a traves de las cuales “fulminaban rayos de indignación contra todos los opresores de las libertades humanas”.
El gobernador haitiano empezó pasando por alto las primeras representaciones. Pero el público acudía con tanto entusiasmo al teatro y los actores provocaban en el auditorio tal delirio, que Alexis Carné fue puesto sobre aviso por sus espías. El primer impulso de las autoridades de ocupación fue el de suspender las actividades de «La Filantrópica» y clausurar el teatro. Pero se pensó que acaso esta medida podía enardecer más los ánimos y contribuir a que la llama de la revolución se extendiese más aprisa. Faltaba, en todo caso, un pretexto para justificar una orden que aparentemente iría encaminada a privar al pueblo de la única diversión de que disfrutaba en aquellos días nefastos.
El pretexto buscado por el gobernador Carné se presentó, de manera fortuita para él, una frase recalcada con excesiva intención desde las tablas, dió lugar a que el funcionario haitiano una noche irrumpiera de manera inesperada, en la sala llena de espectadores. Cuando se ponía en escena uno de los dramas escritos en la Península con el propósito de ridiculizar a las autoridades francesas durante los días de la invasión de España por las hondas napoleónicas. Uno de los actores se adelantó hacia el público y lanzó al aire como una detonación estas -palabras: «Me quiere llevar el diablo cuando me piden pan y me lo piden en francés » Este agresivo discurso, declamado con voz retumbante y recibido con júbilo por el auditorio, despertó sospechas en gobernador Carné, que inmediatamente, hizo subir al escenario a uno de sus ayudantes bajo orden de obtener un ejemplar impreso del drama en el que figuraban las citadas palabras. El oficial haitiano examinó el libreto y comprobó que efectivamente en él, estaba escrita aquella frase despectiva. El espectáculo continuó, pero desde aquel momento la autoridad haitiana invasora redobló la vigilancia de « La Filantrópica», El objetivo, sin embargo, ya estaba en parte logrado, ya que el teatro había logrado elevar el sentimiento nacionalista contra la dominación haitiana y las proclamas de los actores en escena, iban pronto a ser sustituidas por gritos de libertad.
Francisco del Rosario Sánchez, Matías Ramón Mella y Vicente Celestino Duarte, dirigían a los Trinitarios, casi sin recursos, hacían circular las ideas de la causa en en hojas manuscritas, con la finalidad de conseguir adherentes a las ideas separatistas.
En 1843 un grupo haitiano liderado por Charles Herard inicia una revuelta contra Boyer en la parte oriental de la isla. Juan Pablo Duarte encabeza el movimiento reformista en la ciudad de Santo Domingo y envía a Matías Ramón Mella a negociar con Herard al poblado haitiano de Les Cayes, Duarte aprovechó esta coyuntura y contacta a los hermanos Santana en El Seybo, para atraerlos a la causa. Ese mismo año Charles Herard entra triunfante a Santo Domingo y ordena una persecución contra Duarte y los Trinitarios, es así que Duarte se vé obligado a exiliarse, saliendo de la isla en una Goleta, que se dirigía Saint Thomas y desde allí, se dirigió a La Guaira, cerca de Caracas Venezuela. Asimismo, el 25 de noviembre de ese año, muere su padre, estando aún exiliado.